La crisis curativa es una reacción aguda que resulta de la preponderancia de las fuerzas curativas de la naturaleza sobre las manifestaciones de enfermedad. Es el esfuerzo de los órganos para eliminar productos de desecho y facilitar el camino hacia la regeneración. De esta crisis surge la recuperación de salud y es un evento en conformidad con el principio constructivo de la naturaleza.
La ley de curación de Hering
«La mejora y curación se producen de adentro hacia afuera. Los síntomas desaparecen de arriba hacia abajo. Las molestias van de un órgano importante a otro menos importante. Los síntomas desaparecen en orden inverso a su aparición».
Por medio de este proceso constructivo encaminado hacia la salud, el tejido viejo y enfermo es reemplazados por nuevo y sano. La crisis de enfermedad, por el contrario, es desfavorable y todos los órganos del cuerpo se revelan en contra en vez de colaborar.
La experiencia de una crisis curativa se parece a los estados críticos de enfermedad puesto que se experimentan los síntomas del mal que aqueja al paciente, pero hay una diferencia muy importante: la eliminación. En la crisis curativa la eliminación es perfecta. Todos los órganos de eliminación están cumpliendo su función. En los estados críticos de enfermedad, en cambio, los procesos de eliminación cesan, son insatisfactorios, y complican más el estado patológico del paciente.
En la crisis curativa los procesos de eliminación se aceleran debido a la abundancia de energía vital recuperada. Todas las secreciones y desechos acumulados en el organismo se disuelven, fluyen libremente, y se establece un proceso de limpieza general.
El tejido antiguo o dañado no es reabsorbido ni eliminado de inmediato, es intercambiado por efecto de la corriente sanguínea y este proceso es gradual y puede tardar meses. La verdadera curación se habrá consumado cuando el tejido haya sido completamente sustituido.
“La mejora y curación se producen del interior del organismo hacia afuera”
Para llegar a la salud, las toxinas acumuladas tienen que salir, de modo que son los órganos internos los primeros en curarse. Cuando la enfermedad sale por piel u otros órganos externos es señal de que se está en camino a la salud. Para que esto se cumpla es necesario pasar por diferentes crisis curativas y saber interpretarlos para no sofocar los síntomas con medicina química.
“Los síntomas desaparecen de arriba hacia abajo”
La forma de pensar y sentir debe dar la fuerza motora a todo el proceso de curación, ya que en el sistema nervioso se acumula energía vital imprescindible para el proceso de curación. Una mente negativa con pensamientos destructivos y violentos jamás dirigirá el proceso de reversión hacia la salud.
“Las molestias van de un órgano importante a otro menos importante”
Puesto que el organismo siempre busca la supervivencia, es fundamental que los primeros órganos en depurarse sean los más importantes. En homotoxicología se ha comprobado que los órganos más importantes para protegerse ante las agresiones de homotoxinas producen lo que se llama “fase de compensación”, que son enfermedades que protegen a los órganos vitales.
“Los síntomas desaparecen en orden inverso a su aparición»
Cuando analizamos los procesos patológicos de manera cronológica, observamos que se pasa de enfermedades agudas a enfermedades de deposición y después a enfermedades crónicas o degenerativas.
A medida que el proceso curativo inicia, se experimenta por medio de crisis curativas los mismos síntomas o enfermedades desarrollados anteriormente, pero en orden inverso. Las enfermedades más recientes (y crónicas) resurgen primero, y poco a poco con nuevas crisis curativas llegan las enfermedades agudas de muchos años atrás.
Si la enfermedad se desarrolló a través de muchos años y llega a una fase degenerativa, es muy difícil que incluso con medicina biológica natural se llegue a la curación total (vicariación regresiva). El organismo no tendrá suficiente vitalidad para completar el proceso curativo. En ese caso, se tiene que aprender a vivir con crisis de compensación y curación.
La alimentación durante la crisis curativa
Durante la crisis hay falta de apetito. Uno debe respetar las demandas naturales del organismo.
Bajo crisis el cuerpo necesita agua para auxiliar en el drenaje de las toxinas que han llegado al punto de ser eliminadas y necesita descanso físico y mental.
Es preferible tomar alimentos que coadyuven en el proceso de eliminación.
Recomendaciones
- Hidratación continua. Agua mineral natural sin gas, templada, mínimo 600ml al día. Agua simple, templada, mínimo 2 litros al día. Te de manzanilla: 2 a 3 tazas al día. Te relajante: 1 a 3 tazas al día.
- Puré elaborado con zanahoria, o chayote, o manzana, o pera (pelado, cocido en agua o al horno, sin sal, azúcar o condimentos). Porción: ½ taza cada 4 horas o 1 taza cada 6 horas. No consumir alimentos después de las 8pm.
- No realizar actividad extenuante, ejercicio, labores domésticas, actividad en el exterior.
- No tomar medicamentos alopáticos para dolor. Usar Termoterapia (el procedimiento se encuentra en la parte trasera de la receta del paciente).
- Asistir a tratamiento a la brevedad para aliviar las molestias de la crisis.
Cuando se hace lo correcto no enfermamos. Desafortunadamente, hay quienes no pueden adoptar el proceso de regresión porque su forma de vivir los llevo al punto en que la curación es imposible.
La enfermedad es falta de salud. Toda persona enferma tiene todavía algo de salud. Hay que partir de la que se disponga y vigorizarse hasta llegar a la salud completa. La salud se gana con esfuerzo, se construye y reconstruye, se come y bebe, y se edifica mentalmente. Todo esto requiere de tiempo y esfuerzo constructivo.
