Porque no consumir alimentos y bebidas fríos

El cuerpo mantiene una temperatura interna de 37oC para funcionar correctamente. Al ingerir elementos fríos, se provoca una pérdida abrupta de temperatura, por lo que el organismo debe trabajar extra para recuperar calor.

Debido a que el organismo debe de calentar las bebidas y los alimentos fríos antes de que ocurra la digestión, éste reduce su ritmo, haciéndose sustancialmente más lento.

Al pasar por la boca, intercambian calor y enfrían rápidamente al cerebro. Las arterias para contrarrestarlo, se dilatan para conseguir más calor, lo que provoca un cambio en la presión y genera dolor.

Las bebidas frías causan solidificación de las grasas que se consumen en los alimentos y se asientan en las paredes del aparato digestivo.

De manera general, los refrescos y demás bebidas carbonatadas causan inflamación abdominal y gases, y cuando están muy frías también derivan en malestares estomacales y náusea.

Aunque se consuman para mitigar el calor, la sensación de frescura se desvanece rápido debido a que la energía que necesite gastar el organismo para regresar a su temperatura generará calentamiento.