La primera pregunta que nos hacemos cuando necesitamos cambiar hábitos alimenticios es:
¿Y ahora que voy a comer?
Esto se debe a que el desconocimiento de diferentes alimentos y productos cada vez es mayor, lo que hace de la dieta un medio insuficiente para poder obtener todos los recursos necesarios para el buen funcionamiento del organismo, y por ende, enfermamos.
Algunas ventajas de cambiar nuestros hábitos:
- Permite establecer un contacto más saludable con los alimentos.
- Tomar conciencia de que comer es una necesidad de supervivencia, es decir “comer para vivir, no vivir para comer”
- Conocer los alimentos, no sólo por su contenido calórico, sino también por la calidad de principios nutritivos que aportan.
- Al reemplazar harinas blancas por otros productos, se incorporan principios nutritivos que los alimentos refinados no poseen como vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes.
- Crear un orden en la distribución diaria de alimentos.
- Comprender que frutas y verduras son alimentos que puedes consumir entre comidas o en momentos de ansiedad, ya que aportan pocas calorías y brindan fibra y saciedad, además de vitaminas y minerales, en lugar de comer snacks, galletas o dulces, que sólo aportan calorías vacías.
El cambiar de hábitos puede ser difícil de inicio, pero una vez establecidos los nuevos en poco tiempo se notan los resultados.
Las recetas aquí incluidas son para dar ideas de arranque hacia una alimentación más sana y balanceada; se deben acompañar con ejercicio, descanso y consumo de agua en justas proporciones.
